09/12/2021PIGAFETTA, 09-12-1521

Al atardecer del lunes, subió el rey a las naves acompañado por tres mujeres que traían su betre. Hacerse acompañar por mujeres sólo al rey se le permite. Tornó después el rey de Giailolo, interesado en ver de nuevo cómo combatimos uno con otro. Al cabo de más días, nuestro rey nos dijo que él mismo se sentía ahora como un niño lactante, que conociera a su madre ya, y que, yéndose ella, lo dejase solo; mayormente iba a quedar desconsolado él, porque había conocido y gustado igual diversas cosas de España, y porque tardaríamos mucho en regresar junto a él. Del modo más afectuoso, nos pidió que le dejásemos para su defensa algunos de nuestros medios, y advirtionos que, al partir, navegáramos de día solamente, pues aquellas partes están llenas de bajíos.

Contestámosle que, si queríamos llegar a España, debíamos navegar día y noche. Añadió entonces que elevaría por nosotros las preces a su dios, para que nos condujera a buen puerto. Y díjonos que aguardaba al rey de Bachian, que venía a casar al hermano con una de sus hijas. Nos rogó que hiciésemos alguna demostración en albricias, pero sin disparar las bombardas mayores, pues ello podría perjudicar a las naves, tan cargadas ya en esos días.

Vino Pedro Alfonso, el portugués, a instalarse con su mujer -y con todos sus pertrechos- en la nao. Y a los dos días, volvió a erguirse ante nosotros en su prao de todas armas, Chechili de Roi, hijo del rey de Tarenate, gritándole al portugués que bajara allá un momento; respondió el interpelado que no quería, por volverse con nosotros a España. Entonces quiso penetrar en la nave, mas no se lo permitimos. Era gran amigo del capitán de Malaca, portugués, y venía con intención de apoderarse de nuestro huésped tras haberles gritado con fiereza a los que solían rodear a éste, porque le habían dejado irse sin su consentimiento.