30/11/2021PIGAFETTA, 30-11-1521
Al día siguiente, nuestro rey, con el gobernador -su sobrino- penetró en las naves. Por no disponer nosotros de más paño, mandó que trajesen tres brazadas del suyo, y nos lo dio, el cual pudimos así regalar al gobernador con otras cosas. Al irse, lanzamos una gran salva. Después, el rey nos envió otras seis brazas de paño rojo, al objeto de que obsequiáramos al gobernador nuevamente. Cumplimos al punto el encargo, y bien lo agradeció, diciéndonos que nos mandaría clavo en cantidad. Ese gobernador se llama Humar, y no tendría más de veinticinco años.